La galería como punto de encuentro. La obra como recorrido. Los organismos que llenarán la sala: ideológicos.
Este proyecto parte de la posibilidad de, en vez de mostrar obras en un espacio expositivo, abrir las puertas de la galería para que se convierta en un punto de relación entre sus visitantes y los habitantes del lugar en que ésta se encuentra. Pensar la galería y, en general, los espacios expositivos, desde las posibles relaciones con su lugar, ha sido, en nuestro caso, una propuesta que surge del trabajo con las plantas y sus custodios: las plantas, que crecen arraigadas a un suelo, implican el establecimiento de relaciones particulares con un lugar, y terminan por exigir desplazamientos, en tiempos y en espacios, de las personas que asumen su cuidado.
Alrededor de la Galería Santa Fe, en la Localidad de Santa Fe, 11 grupos de personas se han organizado en Huertas Productivas, siguiendo la propuesta de la Agricultura Urbana. Con la ayuda de distintas Instituciones y fundaciones, o en solitario, personas que poco o nada tienen de historia campesina, que poco o nada sabían de plantas, han levantado sus cultivos en la mitad de sus jardines, terrazas, patios o terrenos.
Hace poco, en la investigación para este proyecto, visitamos tres huertas urbanas, ubicadas en el Barrio La Perseverancia y la Vereda El Verjón -en la avenida circunvalar-: la casa de Helena, el colegio Camilo Torres, la casa de Don José, quienes llevan un poco más de un año con sus proyectos. Nos acercamos a ellas luego de un trabajo con los cultivadores urbanos de Usme, en un antecedente a este proyecto de creación, el año pasado, luego de investigar desde la plástica su propuesta de cultivos.
La experiencia de Usme, llamada Organismo Ideológico Impreso, seguía la propuesta del filósofo antioqueño Fernando González: recorrer antes de sentarse a escribir nada, escribir mientras se camina, y darle así al libro el carácter de un organismo, de un organismo ideológico. Y tal como el filósofo empieza su viaje a pié en la montaña oriental del Valle de Aburrá, nosotros comenzamos a treparnos por los cerros orientales bogotanos. Siendo así, la obra misma se construyó en el recorrido, en cuatro sesiones de caminatas por las huertas de La Flora. A través de talleres de gráfica en comunidad y de encuentros con los habitantes, definimos algunos espacios a intervenir por medio de “estandartes” para las huertas y organizamos recorridos en los que se ofrecía comida de los pequeños sembrados (tinto de habas, ensaladas de diente de león, jugo de uchuvas) y de las fincas (cuajada, zanahorias). Los registros de estos recorridos, así como las obras de los talleres, fueron expuestos en diferentes espacios de la Localidad.